La Sociedad Chilena de Medicina Familiar alerta de un incremento en la propagación de agentes que afectan al sistema respiratorio, especialmente SARS-CoV-2 (causante de la COVID-19), por lo que entregan recomendaciones para enfrentar de mejor manera la temporada invernal.
El Minsal dio inicio el pasado 13 de marzo a la campaña de vacunación contra la Influenza y se espera que dentro de los próximos días comience la Campaña de Invierno 2024, programa que tiene por objetivo generar las condiciones para que los centros asistenciales cuenten con las condiciones para brindar atención oportuna en los próximos meses.
La Campaña de Invierno está dirigida a toda la población, con especial énfasis en los grupos con mayor riesgo de sufrir patologías respiratorias graves, tales como recién nacidos, lactantes, adultos mayores de 65 años y personas con condiciones crónicas.
En este contexto, la Sociedad Chilena de Medicina Familiar (Sochimef) advierte que hasta la fecha, se ha constatado un importante aumento en la circulación de virus respiratorios. Cabe destacar que el SARS-CoV-2 representa más del 60% de las muestras positivas durante la semana epidemiológica 10 (3 al 9 de marzo). Estas cifras quintuplican lo observado en la misma fecha de los últimos dos años.
Según la doctora Javiera Corbalán Pössel, secretaria de Sochimef, se anticipa un significativo aumento de cuadros respiratorios agudos debido a una elevada circulación viral, similar a lo que ocurrió en la temporada invernal del hemisferio norte. “Preocupa el alza del Virus Respiratorio Sincicial, por afectar de manera más severa a menores de 5 años, y haber sobrepasado la capacidad de la red asistencial en 2023”, señala.
PREVENCIÓN
Es prácticamente imposible evitar por completo los virus respiratorios. La mayoría de las personas experimentará alguna enfermedad infecciosa durante el año, no obstante, existen algunas medidas que se pueden adoptar para reducir el riesgo:
1. Vacunación al día: se recomienda la vacunación contra Influenzavirus y SARS-CoV-2, según las directrices por grupos de riesgo del Minsal; así como la inmunización de todos los lactantes menores de seis meses con un anticuerpo monoclonal contra el VRS. Mientras antes ocurra la vacunación, más probabilidades se tienen de que resulte protectora.
2. Distanciamiento físico: Se recomienda, en la medida de lo posible, evitar lugares cerrados o con ventilación insuficiente, reducir el tiempo de permanencia en ellos, así como evitar aglomeraciones y contacto con personas enfermas. En situaciones particulares, se puede recomendar la suspensión de asistencia a jardines infantiles o salas cuna.
3. Higiene: el lavado de manos es fundamental. Además, personas con síntomas respiratorios deben cubrirse la boca y nariz al toser o estornudar con un pañuelo desechable y tirarlo. También se recomiendan los dispositivos de filtración de aire y evitar exponerse al humo de tabaco y a otros contaminantes ambientales.
4. Mascarillas: el uso de cubrebocas es recomendable, especialmente para prevenir que personas enfermas contagien, así como al circular en espacios cerrados o con ventilación limitada, como por ejemplo el transporte público o salas de espera de centros de salud.
5. Controles periódicos: mantener un buen control de las enfermedades crónicas, especialmente las relacionadas con el sistema respiratorio y cardiovascular, también contribuye a reducir el riesgo de complicaciones.
6. Si ya se está enfermo: los síntomas comunes como malestar general, dolor de cabeza o garganta, tos o congestión nasal, pueden manejarse con remedios caseros tradicionales o con tratamientos sintomáticos como analgésicos y/o antiinflamatorios en las dosis apropiadas. Sin embargo, los tratamientos específicos como inhaladores, antitusivos o antibióticos (para infecciones bacterianas) deben ser recetados por un médico.
7. Estar alerta: si el curso de la enfermedad no es el esperado, se debe buscar atención médica. En niños, se debe consultar si hay fiebre persistente por más de 72 horas, dificultad respiratoria, retracción de las costillas al respirar, respiración agitada o con aleteo nasal, silbidos en el pecho, coloración azulada de los labios, manchas en la piel, cansancio extremo o irritabilidad que no mejora con analgésicos. En adultos, se debe consultar si hay falta de aire, fatiga intensa, dificultad para respirar, dolor en el pecho o desorientación.
Finalmente, la doctora Corbalán señala que “la salud de cada persona está determinada por una variedad de factores que, en su mayoría, están fuera de nuestro control individual, como medioambiente, ingresos, educación, etnia y género. Aunque es importante tomar medidas preventivas a nivel personal y familiar, también debemos enfocarnos en mejorar las condiciones de vida para asegurar salud y bienestar equitativos para toda la población.
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