“Florecieron los Magnolios”. Así se titula el segundo libro editado por la entusiasta, reconocidamente feliz, realizada escritora y madre de Villarrica, Victoria Medina, que con 82 años de vida y después de 30 de ellos desempeñándose como profesora de escuelas rurales de Huichahue, Liquiñe o General López, entre otros lugares de la Región de La Araucanía, ahora está instalada en el sector Cheillaco de Villarrica viviendo sus mejores días.
Allí, la escritora local está dedicada a la contemplación de sus flores, también de una vertiente que corre cerca de su casa de campo; todo lo cual complementa, de manera creativa, con la poesía y la satisfacción del deber cumplido como madre de tres hijos y autora de dos libros de fina y creativa poesía.
Victoria Medina es parte del Taller Literario del Adulto Mayor, que lleva adelante la Biblioteca Municipal de Villarrica y que es dirigida por Mónica Cortés, “quien ha hecho un trabajo extraordinario con nosotras, las que estamos participando de su taller, porque no es fácil redactar, ordenar ideas y ser creativos para la escritura”, indicó la autora -además- de su obra prima: “Florecieron las Violetas”.
FLORISTA Y ARTISTA
“Ocurre que en la casa tengo todo tipo de flores, las tengo, las cultivo, las cuido mucho y, además, escribo de ellas”, explica la literata villarricense sobre su afición por las plantas y vegetación ornamental, como lo es el Magnolio, “que da una flor rosada, que sale en agosto y que después se transforma en hoja. Es una planta sólo ornamental, distinta a la Magnolia, que da una flor blanca y que sirve hasta de base medicinal”, desliza esta mujer que fuera -además- madre, profesora y esposa a tiempo completo y “titulada” por ello con excelencia.
Victoria Medina, como madre de “5” hijos -un varón (Rubén), dos hijas (Ruth y Roxana López Medina) y sus dos libros ya editados (“Florecieron las Violetas” y “Florecieron los Magnolios”)- se siente “con mucha conformidad. Me estoy realizando en lo que a mí me gusta, que es la jardinería y el escribir. Yo era profesora en el campo y en esos tiempos no era para nada fácil poder editar un libro y ahora que he podido editar dos no puedo pedirle nada más al Señor. Yo me siento feliz además con mis niños bien realizados”, rubricó su dicha creativa quien se reconoce estar viviendo, junto a su marido Darío López, la mejor etapa de su existencia, siempre junto a sus flores y retoños, los de carne y hueso y, también, los de papel, tinta e infinita creatividad.
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