El servicio gratuito de atención psicológica vía teléfono y chat, que pertenece a la Fundación Integra, instó a las familias a dialogar sobre el respeto y la tolerancia.
A propósito de los incidentes ocurridos en Estados Unidos que dan cuenta de violentas conductas discriminatorias y racistas que se creían superadas, resulta probable que al interior de las familias surjan interrogantes sobre cómo abordar esta situación, principalmente, con los niños y las niñas.
Desde el Fonoinfancia, servicio gratuito de atención psicológica vía teléfono (800 200 818) y chat (www.fonoinfancia.cl), la psicóloga Carolina Rivera explica que “toda instancia de comunicación familiar fortalece la confianza y la relación con nuestros hijos, no sólo porque nos permite aclarar sus dudas, sino que, aún más importante, nos da la posibilidad de saber qué opinan al respecto”.
Por ello, la experta enfatiza que “todo ser humano nace sin prejuicios, no hay una transmisión genética ni biológica que determine que uno haga valoraciones acerca de las diferencias. Si bien, los bebés desde muy pequeños notan diferencias entre las personas que ven, aquellos que usan lentes o tienen barba, por ejemplo, no tienen aún la capacidad de poner un juicio de valor sobre estas diferencias”.
Entonces, ¿cómo surgen los prejuicios y/o el racismo? La psicóloga del Fonoinfancia señala que “tal como la mayoría de los aprendizajes, nacen y se inculcan a través de diferentes agentes socializadores como la escuela, el grupo al que se pertenece y la familia, por ende, son una transmisión social”.
FONOINFANCIA RECOMIENDA:
1. Antes de iniciar el diálogo con nuestros hijos, es relevante como padres revisar y analizar nuestro comportamiento al afrontar las diferencias con otras personas, ya sea por su color de piel, nacionalidad, fisonomía, edad, clase social, tendencia sexual o cualquier otra divergencia.
2. Resulta necesario y muy significativo también llevar este análisis al terreno más cercano. En ocasiones, los adultos nos referimos de manera poco apropiada a las personas de nuestra comunidad, por ejemplo, “la señora gordita de la esquina o el viejo del negocio”.
3. Durante la crianza existen múltiples oportunidades para enseñar a nuestros hijos sobre el respeto, independientemente de cualquier legítima diferencia. Si ésta fuera una práctica habitual, probablemente no tendríamos que abordar temas que llevan al odio o al juzgar sin razón.
4. Las conversaciones sobre el respeto cobran más fuerza desde una práctica consistente, ¿respetamos como adultos de manera incondicional a nuestros niños y niñas?, porque de no ser así, estamos llevando a cabo un acto de discriminación basado en las diferencias etarias y en la desigual distribución del poder y la autoridad en un núcleo familiar.
5. Todo diálogo con nuestros hijos debe ser con honestidad y poniendo énfasis en los errores que como adultos podemos haber cometido en esta misma línea. Se sugiere tener en consideración la edad de nuestros niños y niñas: con los más pequeños (menores de 5 años) se debe dar ejemplos muy concretos, y con los mayores se puede establecer un diálogo más complejo, en un lenguaje simple y cercano, el cual acoja sus preguntas, dudas y sus propias experiencias.
6. Como adultos no estamos obligados a saber todo y si hubiere algún tema desconocido, es una gran posibilidad para indagar juntos y construir nuevas respuestas.
Con 19 años de experiencia, Fonoinfancia es un servicio gratuito de la Fundación Integra que entrega atención psicológica en temas de infancia y familia, a través del teléfono 800 200 818 y vía chat en www.fonoinfancia.cl.
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