Crear un bosque para proteger un territorio destinado a la ceremonia sagrada del Nguillatún, fue la inédita solicitud que hizo la comunidad indígena Manuel Huaiquiñir, del sector Quelhue, en la comuna de Pucón, a la Corporación Nacional Forestal, la que se hizo efectiva con la entrega de 400 plantas de roble, raulí y coigue y que se selló con la plantación simbólica de un canelo.
En la forestación multipropósito participaron las autoridades ancestrales, dirigentes, las familias de la comunidad indígena Manuel Huaiquiñir, funcionarios de CONAF y los niños de la Escuela Rural G 776 de Quelhue, quienes transformaron el momento de la plantación del canelo, con su entusiasmo y cuidados hacia el entorno natural que los rodea.
Héctor Tillería jefe de la Oficina provincial Cautín de CONAF, comentó que “esta es una iniciativa de la comunidad que va en la línea de la recuperación de sitios ceremoniales, en este caso de uno que tiene muchos años y en la cual siguen practicando sus ceremonias y en la cual, nosotros colaboramos con la protección con plantas nativas de roble, raulí coigue, con 400 individuos, que protegerán el entorno”.
Tillería acotó que estas actividades no se realizan habitualmente en esta comuna y es la primera vez que se hace algo así, para contribuir a generar espacios del entorno vegetacional con especies nativas vinculadas con sitios ceremoniales.
A su vez, Roxana Esparza Colipi, presidenta comunidad indígena Manuel Huaiquiñir de Quelhue, enfatizó que es la primera comunidad indígena que se acerca a CONAF para solicitar árboles para este tipo de ceremonias.
“Me siento contenta del trabajo realizado por la comunidad, ya que nos acercamos a CONAF para solicitar plantas nativas para el terreno que está a nombre de la comunidad y donde se hace los Nguillatún, para poder proteger el entorno, recuperar el suelo y proteger de las miradas y fotografías de los turistas, porque para nosotros es tan sagrado, que no queremos ni pelearnos con nadie, sino protegerlo para uso exclusivo de la gente de la comunidad”, dijo la presidenta.
Para Eulogio Huaiquifil Huenupe, lonko de la comunidad y ex guardaparque de CONAF, esta plantación generó recuerdos. “Estoy muy contento, espero que produzca y nos acordaremos siempre de la CONAF que nos dieron estas plantas para el lugar donde hacemos nuestros Nguillatún cada cuatro años. La idea es cerrar y proteger este espacio con un cerco vivo, para que no se vea de la calle y sea más privado y por supuesto, para que tengamos sombra. Será una gran protección”, precisó Huaquifil.
Don Eulogio sabe de bosques y plantaciones, con sus 84 años, dedicó 33 a labores de guardaparques de CONAF en la Reserva Nacional Villarrica. Los cerros de Quelhue que colindan con la comunidad indígena Manuel Huaiquiñir fueron plantados por él. “Viví en la guardería que está acá cerca, que dependía del área Villarrica, recuerdo que me tocó hacer de todo, teníamos un equipo de 8 personas, nos tocaba rozar, hacernos comida, podar, establecer los turnos con guardas de otros sectores vecinos, pero yo siempre fui el único de Quelhue. Me gustó el trabajo, porque además siempre había algo qué hacer, como estas plantaciones que se ven en el cerro, las hicimos nosotros, hoy veo los árboles robustos, y para mí es un orgullo, Quelhue tiene toda la riqueza en esos cerros y sus árboles, recuerdo cuando hacíamos podas a especies de 7 metros, con cuadrillas de 12 personas y ahora tienen más de 12 metros por lo que veo a la distancia”, relató.
Está seguro que lo estimaban en CONAF. “Me querían, yo no les fallaba ni un día, ni un rato, andaba siempre trabajando, hasta el domingo agarraba mi cuchillón y rozaba zarzamoras, no me faltaba, porque el quiere siempre tiene trabajo. Cambié mi destino, porque me crié solito, sin padre y me costó salir adelante, sufrí harto hasta que entré a la CONAF y se me arregló la vida. Ahora estoy viudo y de mis dos hijos, tengo uno vivo; tengo nietos y bisnietos, que viven acá cerca mío, estoy rodeado de lo que me gusta”, sentenció.
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