Soledad Mckay, gerente La Fête
El chocolate es un alimento que cautiva a los hombres desde tiempos ancestrales. El consumo de éste no sólo está ligado a una sensación placentera, sino también a motivaciones que van más allá, por ejemplo, para quienes practican ejercicio físico de manera habitual.
Estudios recientes han demostrado que algunas sustancias del chocolate ayudan a mejorar el rendimiento de los músculos y favorece la condición física. Aunque la evidencia es relativamente nueva, las propiedades del chocolate eran intuidas hace mucho tiempo.
Hace 71 años, más de 175 mil soldados aliados irrumpieron con éxito en las playas de Normandía, permitiendo el rápido avance de las tropas aliadas hacia el corazón de Francia. El desembarco fue uno de los elementos clave de la derrota de Hitler y del triunfo aliado en la Guerra.
Junto a las armas convencionales que portaban los soldados, había una más pequeña, pero también poderosa, que cumplió un importante rol. Se trataba de barras de chocolate de poco peso, pero muy nutritivas y altas en energía, que eran una parte fundamental y obligatoria de su alimentación diaria.
Pocos años antes, el coronel Paul Logan había encomendado a la fábrica Hershey la misión de crear un producto que cumpliera con varios requisitos: peso de 115 gramos, capacidad de resistir altas temperaturas, alto valor energético y buen sabor.
Hacia el final de la guerra, la compañía había producido más de 3 mil millones de barras, incluyendo las llamadas “Tropical Bars”, desarrolladas para resistir altas temperaturas en 1942. Éstas fueron las mismas que fueron utilizadas en el viaje a la luna en 1971, para los astronautas de la expedición Apolo 15.
Al finalizar la guerra, la fábrica fue galardonada por el Ejército y la Armada con varios premios e incluso recibió una bandera norteamericana para que ondeara sobre la planta de chocolates y una insignia para que cada empleado la luciera en su solapa.
La producción de estos chocolates, cuyo nombre era “Ration D bar”, concluyó una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los ex soldados ya se habían familiarizado con su sabor y contextura, por lo que fomentaron el consumo de chocolate en barra a sus parientes y conocidos.
Sin embargo, el chocolate no requería de gran esfuerzo para promoverse, porque cautivaba (y sigue cautivando) a personas de todas las edades.
Hoy, son pocos los que recuerdan que el chocolate fue un “arma de guerra”, porque hace mucho que traspasó las fronteras del mundo militar para convertirse en uno de los alimentos preferidos en el mundo entero.
Actualmente, además de estar posicionado como un alimento rico y saludable, se le considera un muy buen regalo, por ejemplo, para el próximo Día del Padre, que se celebra el próximo 21 de junio.
Es un regalo que los hombres valoran y disfrutan, conozcan o no, las propiedades de esta “arma secreta”.
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